ARROZ A LA CUBANA

¡Hola!
Agradecemos a Bimbalablanca esta nueva idea de preparar el arroz. ASí que, ¡todo tuyo!

Cada vez que de pequeña me decían que había para comer arroz a la cubana, yo ponía mala cara. ¡qué asco! ese arroz apelotonado, olor dulzón, ajo medio crudo, aroma de fondo de internado, con un huevo blandengue, con el plato lleno de tomate, ¡Aaaaj! Eso es lo que entendíamos aquí como arroz a la cubana.
Cuando nos poníamos malos del estómago, ese arroz hervido que nos obligaban a tomar para hacer retener el alimento… y luego, de mayor, cada vez que iba a algún restaurante con menú del día, siempre aparecía el socorrido arroz, con el mismo estilo de siempre.
Recuerdo que cuando hube de compartir piso con compañeras estudiantes, pensé que si todo el mundo comía arroz a la cubana, y que parecía plato sencillo, habría que probar, y ahí me puse yo, toda diligente siguiendo las instrucciones que mi hermana me dio…. ¡y la pesadilla volvía! no sólo ese olor del pasado, retornaba, sino que venía con más problemas, el arroz pegado a la olla, la mezcla con el tomate,¡el olor a chamusquina por toda la casa!… aborrecí ese arroz definitivamente.

Pero todo cambió en mi primer viaje a Cuba: imaginad que el alimento base de los cubanos es el arroz, ¡y yo sin saberlo! en el mes que estuve en Cuba, creo que no hubo ni un solo día que no comiera arroz, y a veces de comida y de cena…. y ¡qué rico estaba!
Os voy a contar unos trucos que aprendí allí, para cocinar el arroz, y otros para que sea un plato de lo más apetecible.

Ingredientes para 2 personas:

  • Una taza de arroz. El más cómodo para esto es el arroz largo, que queda más suelto. Como dicen los cubanos, queda más desgranado.
  • Una taza y media de agua.
  • 2 cucharadas de aceite de oliva o de mantequilla

Preparación:

  1. Lavar el arroz. Para que desaparezca el almidón, es importante lavar dos o tres veces las medidas. Esto es lo que le va a quitar al arroz el que se quede pegado, blando y con esa babilla.
  2. Echamos en una olla las medidas de agua, las de arroz, y las dos cucharadas de aceite de oliva o mantequilla al gusto.
  3. Tapamos el recipiente para que el arroz “desgrane” mejor.
  4. Lo ponemos a fuego vivo hasta que el agua hierva, y entonces lo bajamos y vamos removiendo para que no se pegue. Si vemos que necesita agua, echamos un vasito poco a poco, a poder ser de agua caliente.
  5. Retiramos del fuego el recipiente y lo dejamos tapado un buen rato, para que se acabe de abrir el grano. Ahí podemos salpimentar al gusto.
  6. Ésta es la base de arroz. Se puede conseguir un plato muy apetitoso con un huevo frito, una ración de arroz, medio plátano frito, ¡pero nada de vaciar la lata de tomate! quizá una cucharadita de éste, ya frito, pero no le quitemos el sabor a un buen arroz bien desgranado.

Probadlo y veréis cómo cambia la idea, y los sabores.

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